Voces de estudiantes: “Solo queremos sentirnos tranquilos”

Ciudad Universitaria luz distinta. Los pasillos están más vacíos, hay lugares libres en los estacionamientos y los cafés donde antes faltaban mesas, ahora sobran sillas.
Desde el asesinato de un alumno del CCH Sur, ocurrido el lunes 22 de septiembre, la”https://www.excelsior.com.mx/nacional/unam”>Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) vive una tensión que no cede. En dos semanas, la institución se ha enfrentado a una cadena de amenazas anónimas,”https://www.excelsior.com.mx/nacional/entre-amenazas-desalojos-unam-otro-dia-tension/1744351″>desalojos por falsas alarmas de bomba, paros intermitentes y clases trasladadas a línea.
Ciudad Universitaria está más vacía. Es extraño ver una universidad sin estudiantes. Hasta el metro va más rápido, sin gente. Pero lo peor no es eso: es la sensación de estar alerta todo el tiempo. Las amenazas de bomba pueden aparecer en cualquier plantel, aunque no sea el tuyo”, narró Roberto, estudiante de Derecho de séptimo semestre.
Trata de no pensar en el miedo, pero confía en que Ahora evita pasillos vacíos y zonas oscuras. “Solo quiero que recuperemos la tranquilidad”.
El lunes, la mayoría de los planteles Reanudaron actividades presenciales, pero el regreso no trajo calma.: las asambleas continúan y la tensión aún recorre los pasillos. En distintas facultades, los estudiantes mantienen reuniones para decidir y continuar el diálogo con las autoridades, mientras las demandas por mayores acciones de seguridad, atención psicológica y canales de denuncia aún no encuentran una respuesta definitiva.
El ambiente es de incertidumbre y, en algunos casos, de ansiedad”, cuenta Ariadna, otra estudiante de Derecho de quinto semestre.
Y añadió: “No puedo decir que tengo miedo, pero ya no estoy con la misma confianza y seguridad que antes. Espero que la universidad vuelva a ser ese.”https://www.excelsior.com.mx/comunidad/cuantas-amenazas-falsas-se-han-hecho-por-bombas-en-unam/1744324″> lugar donde podamos sentirnos tranquilos y seguros”.
Pese al refuerzo de medidas —botones de pánico, rondines de vigilancia y revisión de accesos—, La incertidumbre persiste.
Exigen mejor respuesta institucional
Los mensajes anónimos y los desalojos por falsas alarmas ya no solo interrumpen las clases: inquietan, cansan, enojan. A unos les quitan tiempo; a otros, la calma.
Por eso,”https://www.excelsior.com.mx/nacional/unam-reabre-las-aulas-a-14-dias-de-homicidio/1743913″>en algunas facultades los alumnos todavía debaten si suspender o mantener las actividades.
Aquí en Economía me tocó vivir dos desalojos en menos de un mes: primero, antes de lo del CCH Sur, por una falsa alarma de bomba; apenas el lunes, por amenazas que aparecieron en los baños. Yo pensé que era mentira, pero igual te da miedo. Estábamos en clase y, de repente, todos corriendo. Lo que pedimos es más seguridad y que reaccionan más rápido, no que manden comunicados hasta en la noche”, reclama Uciel, estudiante de primer semestre.
Su amigo Giovanni no puede creer que, en apenas dos meses de haber entrado a la universidad, le haya tocado. correr por miedo y no por llegar tarde a clase.
Apenas acabamos de entrar y ya vimos cosas que nunca imaginamos. No hay control de quién entra; cualquiera puede pasar. Necesitamos sentirnos protegidos”, explica.
En Economía y en Derecho la efervescencia estudiantil no se apaga: los estudiantes insisten en ser escuchados. El miedo de los recién llegados convive con el cansancio de quienes ya llevan años en la UNAM.
Mezcla de clases presenciales ya distancia
En Economía, tras una larga jornada de asamblea, los alumnos decidieron irse a paro. Filosofía y Letras, Medicina, Contaduría, Ciencias y Psicología siguen sin actividades, en Química las clases continúan en línea.
En Derecho, las puertas fueron cerradas desde la tarde para evitar irrupcionesmientras un grupo de estudiantes realizaba una asamblea frente al Águila. Conforme caía la noche, las voces se alzaban entre rejas azules y celulares en alto.
Algunos pedían diálogo, otros apoyo de facultades vecinas. Desde dentro y fuera, los gritos se mezclaban con el sonido metálico de las puertas golpeadas. Nadie sabía con certeza quiénes eran todos los que participaban, pero la tensión se sentía en el aire.
Afuera, tres patrullas de vigilancia de la UNAM permanecían frente a la facultad, iluminando una escena que resume el clima de zozobra que atraviesa el campus.
En otro punto de Ciudad Universitaria, los pasillos de la Facultad de Medicina permanecen vacíos por el paro indefinido que mantienen sus estudiantes.
Jesús, alumno de esa escuela, que acudió para avanzar en un proyecto de investigación, dice que Prefiere las clases presenciales, pero con seguridad.
No quisiera volver a sentirme como en la pandemia, pero después de lo que pasó, muchos seguimos inseguros. A mí lo que pasó por el Covid me cambió mucho: me costó volver a adaptarme, conocer a mis profesores, sentir que pertenecía. Y ahora otra vez esa sensación de miedo, uno ya no sabe cómo sentirse tranquilo”, confiesa.
En el Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas, Uriel, estudiante de posgrado, coincide: “Antes de venir a la universidad era sentir una salvación. Era como un oasis en medio de la ciudad. Ahora es distinto: venimos con cuidado, mirando a los lados. Y lo más triste es que ese miedo ya no sorprende a nadie”.
*RRD*